En el universo B2B, comprender la diferencia entre cadena de suministro y cadena de valor es fundamental para optimizar las operaciones y maximizar la satisfacción del cliente.

Aunque ambos conceptos son cruciales para el éxito de una empresa, se concentran en aspectos distintos del negocio.

La cadena de suministro se refiere a los flujos operativos y logísticos necesarios para transformar materias primas en productos, además de la entrega al consumidor.

El enfoque está en optimizar operaciones de compras, reducir costos y mejorar la eficiencia en la logística de entrega. Esto abarca actividades como producción, almacenamiento, transporte y distribución.

La cadena de suministro debe garantizar que los productos correctos lleguen al lugar correcto, en el momento adecuado y en las condiciones adecuadas, maximizando así la satisfacción del cliente y la eficiencia operativa.

Por otro lado, la cadena de valor coloca al cliente como protagonista y abarca todas las actividades que agregan valor al producto o servicio desde el punto de vista del cliente.

Esto incluye desde la innovación y el diseño hasta el desarrollo de productos, además de marketing e investigación de mercado.

A diferencia de la cadena de suministro, que considera la gestión operativa y logística más importantes y termina en la entrega del producto, la cadena de valor se centra en la experiencia completa del cliente.

En este sentido, los procesos de postventa, por ejemplo, como el soporte al cliente y los servicios de mantenimiento, también son considerados fundamentales en el proceso.

La cadena de valor va más allá de la producción y entrega del producto

El concepto de cadena de valor fue creado en 1985 por Michael Porter, uno de los mayores expertos en administración moderna. Para Porter, el valor para el cliente comienza mucho antes de que el producto sea entregado, se inicia en la concepción de la idea.

Por ejemplo, en el desarrollo de un nuevo producto, la investigación de mercado para entender las necesidades y deseos del cliente es un paso fundamental que puede definir el éxito o fracaso del lanzamiento.

La cadena de valor de Porter se divide en dos categorías principales de actividades: primarias y de apoyo.

Las actividades primarias están directamente relacionadas con la creación, mantenimiento y soporte del producto o servicio, e incluyen operaciones (producción), logística interna y externa, marketing, ventas y servicios como instalación y reparaciones.

Las actividades de apoyo proporcionan los servicios necesarios para que las actividades primarias puedan ocurrir de manera eficiente e incluyen infraestructura de la empresa, gestión de recursos humanos y desarrollo de tecnología.

Cada etapa en la cadena agrega algún valor al producto o servicio, y es esta suma final la que diferencia a la empresa de sus competidores, aumentando así el valor percibido por el cliente.

Gestión eficaz de la cadena de suministro y cadena de valor

Integrar el pensamiento de la cadena de valor en la cadena de suministro puede crear valor significativo para los clientes, que va más allá de los costos de los bienes o servicios proporcionados.

Por eso, comprender la diferencia entre cadena de suministro y cadena de valor puede potenciar la competitividad de su empresa, aumentar la rentabilidad y construir la credibilidad de la marca.

Al alinear estratégicamente estas dos perspectivas, las empresas pueden no solo optimizar sus operaciones, sino también innovar en la forma en que crean y entregan valor a sus clientes, aumentando la ventaja competitiva en el mercado B2B.

En Mercado Eletrónico, comprendemos la importancia de equilibrar eficiencia operativa con innovación y generación de valor.

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¡Hasta la próxima! 😉